Labilidad emocional y daño cerebral adquirido
Un porcentaje importante de personas que han sufrido daño cerebral adquirido (especialmente aquellas con un traumatismo craneoencefálico) sufren alteraciones en las regiones cerebrales encargadas de regular las emociones y los sentimientos.
La labilidad emocional es el término utilizado para referirnos al conjunto de cambios repentinos y súbitos que puede presentar la persona en su temperamento, y que se caracterizan por expresar "hiper-emociones"que no corresponden a su verdadero estado emocional ni al contexto en el que se presentan.
Como consecuencia, la persona que sufre labilidad emocional puede reaccionar con emociones acordes a la situación pero que conllevan un comportamiento de intensidad o duración desmesurada difícilmente regulable (ej: estar contentos, y comenzar a reir demasiado alto o durante demasiado tiempo, comenzar a llorar sin motivo,etc).
De la misma manera, tras el daño cerebral adquirido puede ser normal que la persona muestre sistemáticamente un cuadro emocional específico pero no por ello exacerbado: sentimientos de tristeza, frustración, irritabilidad, ira, ansiedad, depresión e igualmente, placer o felicidad.
Para intentar evitar que los momentos de labilidad emocional aparezcan es interesante medir muy bien los grados de:
- fatiga o cansancio (físico y/o cognitivo)
- estrés, incertidumbre o ansiedad
- sobre-estimulación/presión contextual (nivel de exigencia, nivel de ruido, cantidad de gente)
- emociones del entorno (otras personas,situaciones concretas, películas,etc)
- temáticas asociables al accidente (conducir, trabajo, fallecimientos,etc)
¿Cómo actuar?
- En ocasiones,con tan sólo dar a la persona un corto período de tiempo (desde unos minutos a un pequeño paseo) en el que poder recanalizar sus emociones es suficiente.
- Intentar ignorar el episodio de labilidad emocional en la mayor medida posible es más recomendable que centrarse en lo que está ocurriendo, ya que ello puede reforzar e incrementar la actitud emocional exacerbada. Por el mismo motivo, es importante, no adherirse al comportamiento que estamos observando (eg: no ponerse a reir si la persona está riendo).
- Cambiar la actividad y/o el contexto en los que está apareciendo o va a aparecer labilidad emocional: utilizar grandes distractores atencionales, o cambiar radicalmente de actividad.
- Enseñar a la persona que padece labilidad emocional a contextualizar verbalmente su comportamiento para que la gente que le rodea, y que no conoce este síntoma clínico,no se asuste o sienta confusa: “desde mi ACV, no puedo controlar este lloro”; “no me hagas caso y se me pasará”…
En casos de labilidad emocional más severa lo más recomendable es:
- Realizar sesiones individuales no muy densas en ambientes tranquilos para reducir los niveles de estrés.
- Medir muy bien la intensidad global de las actividades para que sean acordes a su capacidad.
- Programar sesiones de mayor exigencia tras momentos de descanso o en los que la persona se encuentra con mayor energía.
- Incluir descansos entre las actividades.
Por supuesto, ciertas técnicas de carácter cognitivo y tratamiento psicológico son también necesarios para mediar correctamente con la labilidad emocional: técnicas de relajación, uso de distractores mentales, programas de terapia conductual…
Publicado por Equipo de INEAVA
Centro de Rehabilitación Neurológica Avanzada.