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Para terminar esta serie, nos quedaría dedicarle una breve sección a otra forma de acompañar el movimiento: el canto.

Cantar es una actividad que tiene una potente influencia en el estado de ánimo. También genera adhesión (¡incluso aunque cantemos mal!) y sentimiento de pertenencia a un grupo. 

A nivel cognitivo despierta muchos recuerdos, tanto del momento en que vivieron esa canción (reminiscencias de juventud, del día de la boda, de cuando los hijos eran pequeños…), como del texto de dicha canción. Es llamativo como usuarios con demencia avanzada, con una grave afectación de la memoria a corto plazo o del lenguaje, son capaces de cantar gran parte del texto de una canción. ¡Qué gran oportunidad de tener una experiencia de éxito, de buen desempeño! También requiere coordinación y adaptación a la velocidad general del grupo.

Es recomendable que la canción sea conocida por todos los usuarios (canciones tradicionales o de juventud; p.ej. “Soy minero”, de Antonio Molina https://youtu.be/q71it4hQERU ), de las que posiblemente aún conocen, al menos, el estribillo. También aconsejamos evitar las canciones de la infancia (a no ser que sea una petición propia de los usuarios), ya que, aunque seguro que son recordadas por todos (p.ej. “El corro de la patata” https://youtu.be/JBtZ23q2wZo ), pueden darles a los usuarios la sensación de estar realizando una actividad infantil.

Para que la sesión no resulte pesada y aburrida, se pueden cantar varias canciones (no toda la sesión con una sola canción).

La actividad de canto se puede complementar con una tarea de lectura, repartiendo al inicio una hoja para cada usuario con la letra de la canción, que se lee y comenta en el grupo. Si se elabora un cancionero, el usuario además ha de realizar el ejercicio de selección y búsqueda de la canción.

Bibliografía consultada:

Mariane Eisenburger, “Aktivieren & Bewegen von älteren Menschen”. 2012. 7ª edición. Meyer & Meyer Verlag. Aachen.