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Uno de los aspectos que en INEAVA tratamos habitualmente en nuestras sesiones clínicas y organizativas semanales son los talleres cognitivos que realizamos desde neuropsicología y desde terapia ocupacional.

Y es que la demencia, además de ser la mayor causa de discapacidad en la tercera edad, representa una de las tres mayores discapacidades que más gasto socio-sanitario conllevan, debido a los cuantiosos cuidados asistenciales que requieren.

Esta semana, abarcar el tema de nuestros talleres, ha hecho que de forma indirecta realizáramos un pequeño “análisis demográfico” del mundo socio-sanitario que caracteriza  la vida de nuestros pacientes y de sus familiares.  Las reflexiones que dicho análisis nos ha hecho obtener sobre el presente y el futuro de las demencias cognitivas han sido de gran interés personal.

Por ser un proceso crónico y degenerativo que conlleva trastornos de la memoria, del comportamiento, una pérdida de iniciativa, y una pérdida de funcionalidad en las actividades de la vida diaria el impacto en la participación de la persona en actividades sociales es enorme. La calidad de vida de las personas con demencia, así como la de sus cuidadores disminuye en consecuencia de manera muy importante.

La prevalencia a nivel mundial de la demencia ha sido estimada recientemente en 24,3 millones de personas, y se espera que esta cifra se doble en los próximos 20 años (Voigt-Radloff S. Occuaptional therapy in dementia. 2011).

En España, entre el 5 y el 16% de personas mayores de 65 años tiene demencia. Este porcentaje aumenta gradualmente en edades posteriores, llegando al 22% en hombre y al 30% en mujeres mayores de 85 años.. Hacia el 2050 se calcula que 1 de cada 3 españoles tendrá una edad de 65 años.

Retrasar y reducir el gran impacto, personal y global que las demencias crean y  van a crear es un aspecto importante a considerar.