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El 17 de noviembre de todos los años laOrganización Mundial de la Salud (OMS) conmemora elDía Mundial del Niño Prematuro. Aprovechando este día, desde INEAVA dedicamos este post para concienciar sobre la importancia de una verdadera prevención en estos casos.

Según la OMS, se considera prematuro un bebé nacido vivo antes de que se hayan cumplido las 37 semanas de gestación. Los niños prematuros se dividen en subcategorías en función de la edad gestacional:

• prematuros extremos (<28 semanas)
• muy prematuros (28 a <32 semanas)
• prematuros moderados a tardíos (32 a <37 semanas)

La prematuridad convierte a todos aquellos niños nacidos entre la 28ª (o menos) y la 37ª semana de gestación en “bebés riesgo”. ¿Riesgo de qué? De que exista una mayor prevalencia de sufrir complicaciones graves como parálisis cerebral, déficits sensoriales, enfermedades crónicas y/o infecciones respiratorias agudas.

Cuando se trabaja con “bebés riesgo”, hay que considerar la prevención como parte del trabajo de intervención. Dicha prevención, empieza durante la fase de ingreso en la UCI neonatal: es allí donde se pueden detectar los primeros indicadores que pueden suponer un riesgo más o menos importante de desarrollar una parálisis cerebral infantil (PCI), si no se intervienen desde el mismo momento en que se detectan esos signos de alerta. Por eso es necesario evidenciar los trastornos del desarrollo infantil en el momento en que aparecen los primeros signos indicadores de los mismos.

En muchas ocasiones, si el niño ha tenido una buena evolución en UCI neonatal, sin complicaciones importantes, recibe el alta hospitalaria sin ser derivado a los organismos que se encargan de realizar los programas de estimulación precoz, éstos basan su intervención en la prevención y eltratamiento de las anomalías en el neurodesarrollo infantil. A pesar de no existir en muchas ocasiones esta derivación, es recomendable seguir realizando valoraciones periódicas por profesionales formados y capacitados en el ámbito del neurodesarrollo infantil.  

Es muy importante tener presente que en el primer año de vida se produce un cambio espectacular en todas las áreas del desarrollo (motor grueso, motor fino, social, cognitivo y lenguaje), cada nueva adquisición se adquiere entorno a una edad concreta y va a estar estrechamente relacionada con el resto de áreas del desarrollo, al mismo tiempo que predispondrá para la aparición de una nueva adquisición. En ocasiones, la detección de alteraciones se realiza una vez se ha constatado un evidente retraso evolutivo, de dos o más meses, en una o más áreas del neurodesarrollo. En estas ocasiones, nos solemos encontrar con anomalías ya instauradas y siendo más complicado su intervención en ellas. Por lo tanto la detección de forma precoz debe ir seguida del inicio del proceso diagnostico y de la intervención terapéutica, para evitar que dichas alteraciones se instauren de forma permanente.

Hay que recalcar que al tipo de valoración que hacemos referencia en este post, no supone la realización de pruebas molestas para el niño, ni pruebas médicas específicas. Sino que se realiza una observación del juego libre del niño, y ahí es donde se detectan las posibles anomalías.  

Fuente foto superior: todoparaprematuros.wordpress.com  
Fuente foto inferior: dreamstime.com