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Artíclo

TORTÍCOLIS CONGENITA

Lactante de 6 meses, presenta una asimetría en hemicuerpo izquierdo respecto al derecho, se observa una mano izquierda  más cerrada que la otra, un reflejo plantar izquierdo levemente enlentecido, mayor preferencia exploratoria hacia el lado derecho”… Estos datos, como profesionales, nos pueden llamar la atención y ponernos en alerta y pensar en algún tipo de afectación neurológica. Pero como profesionales en el desarrollo infantil siempre se ha de hilar muy fino, y ser capaces de observar todos los signos que durante la valoración podamos captar para ser capaces de discriminar si se trata de un retraso en el neurodesarrollo o de una patología neurológica. Por ejemplo: en este caso (real) es cierto que hay una asimetría en la apertura de las manos, pero no hemos observado rotaciones internas de hombro, patrones extensores fijados, ni oposición del pulgar; signos que claramente nos informarían de una posible afectación neurológica.

Pongo este ejemplo para que entendamos como cualquier alteración en un niño menor de un año puede crear un leve o moderado retraso psicomotor, y que si no se interviene o acompaña a tiempo, puede llegar a afectar a otras áreas del desarrollo. El ejemplo es una tortícolis congénita no diagnosticada en el momento del nacimiento, y como ésta tortícolis, incluso una vez solucionada, PUEDE SEGUIR AFECTANDO EN EL DESARROLLO del lactante.

Un niño que sufre una tortícolis congénita, mantendrá siempre la cabeza rotada hacia un lado. Esto hace que la elaboración que ese niño hace de su cuerpo sea predominantemente del hemicuerpo hacia donde está girada la cabeza. Por ejemplo, la coordinación oculomanual estará mucho más desarrollada en el hemicuerpo hacia donde esté orientada la vista;  la reacción del esgrimista únicamente aparecerá hacia el lado donde se dirige la mirada; si debido a la tortícolis, dirigir la cabeza a la línea media es difícil o imposible, la elaboración de la línea media también se verá alterada y retrasada; si la línea media está alterada, la coordinación mano-mano-boca también lo estará. No hemos de olvidar cómo influye la elaboración de la línea media en el desarrollo del lenguaje ni lo importante que es la coordinación óculo-manual para la adquisición de la lectoescritura. Estos son hitos que, aunque no aparecen en el primer trimestre de vida, sí que es en esta edad cuando se van a empezar a desarrollar las conexiones neurológicas relevantes para la adquisición de estos hitos futuros.

Normalmente la tortícolis se diagnostica en el momento del nacimiento o, como muy tarde, en los 2-3 meses posteriores. Aunque se resuelvan en el primer trimestre de vida, se ha de tener muy presente lo anterior nombrado, y prestar atención en todas aquellas “asimetrías” que pudieran permanecer.

Fuente imagen bebé: http://www.mountnittany.org/articles/healthsheets/7321

 

Publicado por Pilar Casales

Fisioterapeuta INEAVA especializada en neurorehabilitación infantil y adultos.

mail de contacto:pilarcasales@ineava.es